13.4.13

La bella durmiente ojerosa

Se reclinó poco a poco sobre sus rodillas. Asimilando todo aquello, bajó las piernas, suavemente, por el lado derecho de la cama. La colcha estaba caliente y olía a polvo y a algo más. Quién sabe si sudor, polillas, sexo, o solo era un siglo demasiado rápido. Bajó y el suelo estaba demasiado duro. Estiró las sábanas. Quitando una arruga, pensó: <<Esto va a ser como buscar una aguja en un pajar>>. Pero que la ensartasen si no llegaría a los tribunales.

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