8.4.13

El anciano


El problema de ese chaval no era su chulería. Ni su pelo, ni su ropa, ni sus amigos. Todo eso solía cambiar con el tiempo. El problema no era su sonrisa de los lunes, su ritmo de vida de hippie tardío, su andar desgarbado, la atención que les dedicaba a las chicas ni el vocabulario sesentero que usaba. Ni los porros ni las botellas vacías de cerveza apilándose en el armario de su cuarto.Y definitivamente sus ganas de vivir no eran el problema. Eso lo tenía claro.
Pero sus manos. Grandes, pesadas y descascarilladas. Como raíces viejas arrancadas de la tierra. Como si hubiesen vivido más que el resto de su cuerpo.
Ellas tenían más pinta de problema.

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