20.10.13

Yo tiendo a x

La x es un destino. O un camino.
La x es una persona o una cosa.
La x es una letra, o un número.
La x es una tarde. Un solo instante de hojas negras, o de sol, o sin cielo o de techo o con los ojos cerrados.
La x es una vida entera llena de pájaros, o de flores, o de miel, o de humo, o de palos y arena.
La x es un lugar. O varios.
la x me cansa, pero me llama.
La x es el norte.
Pierdes el norte. ¿Y luego qué haces? ¿Pierdes consecutivamente el sur, el este, todos los puntos cardinales? ¿Te quedas con el oeste, o ya ni eso?
No puedes masticar tabaco y escupirlo en la calle. Puedes galopar salvajemente, pero nada de disparar con materia. Matar, bueno; matar sí está aceptado. Pero si tocas la armónica con melancolía en una mesa solitaria, estarás loco.
Ten cuidado con lo que haces, porque no es la lógica la que te llevará por buen camino.


¿sabéis lo que es tender? 
     La x tiende a, imagínate, cinco. Eso significa que la x se podrá acercar todo lo que se os pueda ocurrir, pero jamás tocará a cinco. La x necesariamente se acercará a un imposible (un imposible que existe, para colmo). Cada vez más. Estará a 0'000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000001 micrones de cinco y no podrá tocarlo. No podrá estirar la mano y acariciarle la mejilla; jamás, eso es un imposible. Pero cinco es real. Cinco está ahí, cinco existe.
     Es cierto que cinco está ahí y no se aleja. También es cierto que x se acerca necesaria e irremediablemente a cinco. Y por último, es cierto igual que jamás lo alcanzará.

Eso es todo. ¿Cómo se soluciona?
A nadie se le ha pasado por la cabeza que haga falta una solución, o eso me han dicho. No es un problema, afirman convencidos. Es un hecho.
Para los matemáticos los números no son personas; para los poetas las personas no son números. Solo para el comercio son números las personas, y ellos no se preocupan de sus problemas.


Quizás el destino sí que exista un poquito. Hay cosas que nacen con una cruz a la espalda, como esta x. Irremediables. Hay problemas que no son vistos como problemas, sino como hechos. Probablemente seguirán viéndose así y nunca se solucionarán, porque ¡"no hay nada que solucionar"!
Eso pasa con números, con leyes matemáticas, con las estrellas, que acabarán muriendo tarde o temprano; y con algunas personas.
   No sé si todas.
     Hay muchas que son realmente libres y ni se dan cuenta. No todos nacemos con cadenas. Hay quienes no las han llevado nunca porque desde pequeños les han enseñado a huir de ellas no a propósito; hay otros a los que desde pequeños les enseñaron a atarse y a tirar la llave para controlarse a sí mismos.
     Y hay otros a los que no tuvieron que enseñarles. Porque ya nacieron con una marca en la frente y algo escrito en los ojos que decía que iban a perseguir un sueño hasta acercarse, y acercarse, y acercarse, para después morirse sin tocarlo. Es así. Hay personas que están hechas para luchar y no tener éxito. Nacen ya moldeadas, cada una distinta, con un carácter muy fuerte y un final muy claro (sobretodo para ellos, que siempre lo han notado en las entrañas). ¡Y es así! No pueden hacer nada contra ello. Lucharán necesaria e irremediablemente. Incansables. Y ya los matarán -el tiempo, las fuerzas, otros.

Yo tiendo a x.

Y ni siquiera sé qué es x.


Es una lucha muy triste, a veces. Notas que te arrastra. A veces te raspas y a veces te alegras de que algo tire de ti hacia delante cuando tú te has olvidado de hacerlo.

No tiene remedio. Lo único que puedo hacer es remover la masa gris con cucharita para saber si mi x tiene nombre. Para saber qué estoy buscando, más que nada.