29.2.16

Ilusión

Ilusión: esa es la diferencia que separa del abismo.
La ilusión ilumina, el escenario continúa tal y como estaba. Las luces brillando en tus ojos son lo único que separa un día gris de uno vibrante de colores.

¡La ilusión! La jodida ilusión es esa cosa que te falta, ¡hazme caso!, es lo que estás buscando o esperando que caiga del cielo, ¡LA ILUSIÓN!
Revuelve tu mundo interno y despierta de nuevo a tu ilusión; como un niño pequeño que no tiene motivos y sin embargo se ilusiona.
No tendrás motivos, atiende a esto. Nunca jamás tendrás motivos para estar ilusionado. Aunque lo parezcan, solo serán hechos, y más hechos, que se tiñen del color con el que tú los mires. Tú serás quien cree esa ilusión a partir de la nada.
¿Y sabes de qué otra manera se llama a esa ilusión? Esperanza. ¡Son lo mismo! La esperanza es tener la claridad suficiente para ver la línea del horizonte próximo, tras el que se esconden agachados aventuras y misterios aún inexplorados. Claridad que se consigue abriendo los ojos y abriendo la mente. ¡Expándete! ¡Relájate! Estira los brazos, derrítete, fluye y abarca todo lo saboreable y sabroso del universo, ¡disfrútate! ¡Tu vida está vibrando, está en movimiento, tu vida vive!
La senda del tiempo te está atrayendo hacia sí con un cordel de hilo. Sientes la tensión y te resistes al resquemor, y solo eres capaz de centrarte en esa sensación si no estás pendiente del lugar al que estás llegando, de la tierra nueva que en la que te adentras, del olor a tierra mojada que te llama a gritos salvajes en el viento pidiendo que la pises.


Ten ilusión.
Ilusiónate contigo mismo, ilusiónate con lo que viene, ilusiónate con tu propia capacidad de ilusionarte a través de la nada.
Todo se ve blanco entre la niebla y parece que este no es el camino, pero lo es. Ilusiónate por esta niebla pura tan blanca que te permite trasladarte a cualquier terreno.
Ilusiónate por querer estar ilusionado.
Ilusiónate al menos porque te gusta saborear la sensación de la ilusión.

20.2.16

¿Por qué hacemos cosas que no nos gustan y por qué tantas cosas que nos gustan no las hacemos?
Si tú mismo te condenas,
los demás acabarán creyendo que realmente estás condenado.