10.4.13

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El oleaje brama, con la boca chorreando espumarajos, por la muerte de ese mal barco que le araña la garganta. Lo empotra en las profundidades, lo aplasta, el metal chirría y gruñe, las velas se rasgan y estallan las astillas y se parten los mástiles. Se oye el viento girando en una caracola, agua, presión, movimientos enterrados. Y a lo lejos, tierra firme: ópera.

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