Creo que para llevar un blog hay que tener cierta estabilidad mental que yo, muy a menudo, no poseo.
Así que es difícil llevar un blog.
La continuidad y todo eso. Estar ahí contra viento y marea, contra exámenes y vidas.
Es como sujetarte el sombrero durante una montaña rusa.
¡Pero por eso mismo! Lo voy a intentar.
Receta:
Dos kilos de palabras,
pasión volcánica,
cuatro (mejor que dos) ojos,
orejas al gusto,
historias silvestres recogidas por aquí y por allá, cocinadas a fuego lento para potenciar el sabor.
Batir todo.
Añadir medio litro de fe, remover delicadamente.
Sugerencia de presentación: especiar con ilusión si se desea.
Que aproveche. Comed sin piedad.
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